Este equipo se gestó en una librería, en pláticas informales con “El Joch” sobre nuestras aventuras pamboleras de antaño. Todos teníamos (y aún tenemos) algo en común: La amistad, la 'espinita' de seguir coleccionando anécdotas, de patear un balón con técnica o sin ella, de divertirnos con el deporte que más nos apasiona, y por qué no, de ganar uno que otro partido y colarnos a alguna liguilla para morirnos en la raya y sentirnos orgullosos de eso. La filosofía miserable puede resumirse en pocas palabras: "No nos importa ganar, si perdemos, nos divertimos, si ganamos, que sea jugando bien"; por eso, 'Los Miserables' siempre han rechazado ganar sin jugar los partidos. Los Miserables no buscan llenarse de 'figuras' que resuelvan los partidos, sino de gente que disfrute del juego, que goce ganar y perder, que goce la banca y desde ahí apoye a los demás para que todos jueguen. Miserables es más que un equipo, es un grupo de amigos. Se
Durante gran parte de mi infancia siempre me sentí ajeno al mundo que me rodeaba: El mundo de los primeros amigos, el mundo del juego, el mundo del primer amor, el mundo de la alegría más simple. Todo ello me resultaba extraño y acaso indiferente; pues al fin de cuentas, siempre había sido un niño solitario. La escuela o lo que podríamos llamar, mi "instrucción escolar primaria", sólo vino a reafirmar esa soledad. Transité por salones siempre numerosos, pero a pesar de ello, nunca logré encajar en ninguna parte. Supe entonces identificar el papel que yo jugaba dentro de esos grupos, el papel del observador, el papel del niño abstraído que todo lo veía. Gracias a esto siempre pude identificar y "conocer" a mis compañeros, no hacía falta hablar con ellos, yo sabía quiénes eran o lo que ellos creían ser y supe entonces que desde muy pequeños aprendemos a jugar roles, empezamos a situarnos en el mundo - o para ser más preciso - , nos "adueñamos"