Antes de convertirse en el máximo jerarca
de la Iglesia Católica, Juan Pablo II fue un ferviente practicante del fútbol.
Con la leyenda ya construida de su imagen, se llegó a decir que fue un virtuoso
de la portería y que de vez en cuando se le daba por lanzarse al ataque.
Para muchos es desconocido que Juan
Pablo II fue el primer papa que asistió a un partido de fútbol y que en más de
una ocasión usó al fútbol como mera metáfora de la vida.
Juan Pablo II siempre apostó por un
fútbol colectivista que reivindicara los valores humanos. Siempre se mostró en
contra del fútbol mercantil y egoísta que manchaba la esencia del deporte.
Por eso no resulta extraño que hoy se
le atribuyan una serie de milagros
deportivos; en especial aquel milagro que hizo posible que Liverpool se
coronara campeón de Europa en el año 2005.
En aquel partido Liverpool parecía estar
condenado a la derrota, con un medio tiempo a cuestas y con un marcador de tres
goles a cero en contra, todo indicaba que no habría tiempo para los milagros.
Pero el milagro sucedió y esa noche
Liverpool fue campeón. Con una actuación magistral del polaco Jerzy Dudek,
Liverpool se llevó “la orejona” desde la instancia de los penales. Dudek esa
noche se consagró, fue el portero salvador, atajó lo inatajable y quizás desde
arriba recibió la bendición de su compatriota Juan Pablo II que había muerto un
mes antes. Quizás le había echado “una manita” como en los tiempos en que Karol
Józef Wojtyła defendía su arco en las calles que lo vieron crecer.
Hoy nuevamente como en aquel 2005, Liverpool
juega una final de Europa, los recuerdos de aquella hazaña aún están muy presentes;
quizás mañana también más de uno recuerde a Juan Pablo II y las religiosas
coincidencias. Mañana en su portería el Liverpool no tendrá a un portero polaco,
pero tendrá a un delantero de creencia ferviente. Del lado del Madrid está
Navas, un portero latino que lee la biblia para encontrar paz. Mañana juega el
fútbol y también juega la religión, sin duda alguna más de uno afirmará que
Juan Pablo II, - el papa peregrino - asistirá también. Si es así, ¿por quién se
decantará? ¿A quién le terminará echando “la manita”?
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