El siguiente trabajo busca conceptualizar y definir los aspectos más importantes de la ciudadanía.
Las ideas expuestas son el resultado de un ciclo de conferencias dictadas en el seminario denominado: “Ciudadanía en el siglo XXI” organizado por el Instituto de Investigaciones Sociológicas de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca; donde se han expuesto los temas más importantes y trascendentales de la materia.
Dicho seminario ha sido enfocado desde la perspectiva teórica de Thomas Humphrey Marshall, ya que gracias a su pensamiento y criticidad hacia el tema, ha influido en la mayoría de los ponentes y en el pensamiento de los estudiosos de las ciencias sociales, para entender el comportamiento de las organizaciones civiles entorno al Estado.
Así pues, sólo queda decir, que los aspectos teóricos sobre la ciudadanía son importantes en la realidad en la que hoy nos desenvolvemos, donde el poder se concentra en una élite dominante y donde la crisis de la representatividad se agrava; poniendo de manifiesto la importancia de considerar un nuevo pacto social incluyente, basado en el consenso y dentro del marco democrático que dicte la voluntad general.
En la actualidad, la representación partidista no aglutina el interés ni la voluntad de los individuos, son grupos de interés particular más que general. La representación partidista surge de la formación de cuadros ah doc, donde quienes destacan han hecho carrera política dentro de los cuadros del partido basados en la corrupción, en la búsqueda del poder para el beneficio personal y en la apatía por las necesidades de la colectividad.
Dicho esto, explicaremos los temas que se refieren con mayor relevancia a los diversos conceptos y tipos de ciudadanía que se abordaron dentro del seminario sin olvidar la relevancia e importancia de la multiculturalidad y el derecho de los pueblos.
Ciudadanía en el siglo XXI.
La ciudadanía se desenvuelve en un espacio heterogéneo y políticamente nacional, es organizada y tiende a la movilidad social. Se ha constituido a lo largo de la historia como un ser evolutivo y adaptable a las circunstancias. Hablar de ciudadanía desde la perspectiva sociológica, es hablar del pensamiento marshalliano; que sin duda, ha influido en la concepción e interpretación del ciudadano moderno y su rol en las democracias.
La ciudadanía surge como lucha y defensa de clase; nace como contraposición del paso atroz del capitalismo. La ciudadanía no es algo anticonstitucional que vaya en contra de lo democrático y que se limite a lo institucional; se complementa y consolida a través de la correcta comunicación entre gobernante - gobernado. (Relación de mando – obediencia) o entre gobernado - gobernado. (Relación e interacción social de los individuos en un marco igualitario, no de hecho, pero si de derecho).
La conformación de la ciudadanía dentro de una sociedad garantiza una democracia armónica que incentiva la movilización colectiva ante la homogeneización.
Para Marshall, existen tres clasificaciones de ciudadanía:
Ciudadanía civil.
Surge de la desigualdad social y no existe un cuerpo político que regule su campo de acción, por lo que se tiende al predominio del más fuerte y no existe una estructura que le de forma al concepto de ciudadanía.
· Ciudadanía Política.
Surge mediante el consenso para la formación del cuerpo político, es decir; se consolida por la existencia de un contrato social el cual garantiza las plenas libertades de la organización ante la ley.
· Ciudadanía social.
Surge de las luchas constantes entre los individuos que se desarrollan en el debate público.
Las dos primeras clasificaciones (civil y política) se dan de manera individual y coercitiva (sujeto individual); la última se da mediante la integración de los individuos que generan la acción colectiva.
Podemos hablar también de una ciudadanía de estatus - jurídica y sociológica - donde la primera se caracteriza porque los individuos se ven dotados de derechos y obligaciones normativas de ley; mientras la segunda versa sobre el comportamiento de los individuos en la formación de la ciudadanía.
La ciudadanía se desenvuelve dentro del marco de la legalidad en lo democrático, en lo institucional y en lo legal. Es sujeta de derechos y obligaciones y se encuentra limitada en cuanto a su espacio geográfico, es decir, se tiene la certeza de la existencia de un territorio que lo divide, pero a la vez le da una identidad, diferenciándola de las demás ciudadanías.
La manifestación de la ciudadanía se da a través de la movilidad social que generalmente busca reivindicar el derecho de clase que le corresponde forjando y priorizando la conversación.
La ciudadanía se presenta como un medio y no como un fin, una especie de interpretación kantiana sobre la ciudadanía, no en aspectos filosóficos, sino sociológicos y jurídicos.
La escasa participación ciudadana se debe en gran parte al neoliberalismo que destruye y divide el poder ciudadano; este neoliberalismo se presenta como un modelo egoísta y altamente individualista contrariando la solidaridad colectiva.
La violencia, la implementación del genocidio y el uso de la fuerza legítima del Estado, han condicionado la movilización la expresión y la formación de una ciudadanía que este en pro de las libertades democráticas que por derecho le corresponden. Se ha visto limitada, el Estado de derecho, se ha vuelto un Estado de excepción donde al ciudadano no se le garantiza su seguridad y su capacidad para desenvolverse de manera adecuada salvaguardando su vida.
Tipología de la ciudadanía.
Ciudadanía flexible.
La ciudadanía flexible se dan en el marco de las interacciones personales, es decir, entre individuos; surge de la necesidad de la acción colectiva con fines específicos de protección y ayuda mutua, se encuentra estructurada bajo tres principios:
· Es organizacional. No existe una relación directa entre Estado y ciudadanos, la organización se da a través de las ONG´S, entre el sector empresarial y demás organizaciones públicas o privadas con el fin de promover el cumplimiento de sus demandas.
· Es marginal. Se encuentra delimitada por la pertenencia a un sector territorial. Su campo de acción se ve reducido a la expansión geográfica del Estado que lo rige y determina jurídicamente.
· Es despolitizada. A pesar de que en este tipo de ciudadanía la relación se genera de manera independiente de los poderes estatales, existe comunicación entre los organismos componentes de la ciudadanía (empresas privadas, clubes, iglesias, etc.)
Ciudadanía neurótica.
Existe el predominio de la racionalidad, por lo que las decisiones se toman de manera consensuada y premeditada y no pasionalmente. Busca generar un equilibrio entre lo que es justo y lo que no lo es.
El surgimiento de la ciudadanía neurótica se establece porque el Estado no es capaz de garantizar la protección de la vida del ciudadano que ha perdido toda esperanza de que se le garanticen sus derechos.
La ciudadanía neurótica se fundamenta en el miedo, actúa en base a este y mantiene un estado de incredulidad ante el futuro. Es insegura al creer que el campo en que se desenvuelve no es confiable ni estable; vive en la incertidumbre por no establecer la distinción entre lo bueno y lo malo y se siente desprotegida porque no se le garantiza su condición de ciudadana.
La ciudadanía neurótica es la manifestación de la pérdida de los valores principales del individuo, pero sobre todo, es la pérdida de la identidad colectiva.
Multiculturalismo y derecho a la autodeterminación.
El multiculturalismo ciudadano se presenta como el reconocimiento de una colectividad, la cual por sus propios medios demuestra mantener su cultura y costumbres mediante sus propios mecanismos de acción colectiva, sin ser necesaria la participación del Estado.
La determinación y el respeto a los derechos de los pueblos se presenta como un acto de concesión por parte del Estado. En los municipios con alto índice de población indígena, se presenta la acción colectiva y ciudadana a través de las organizaciones civiles y eclesiásticas, donde sus actividades son definidas de acuerdo a las necesidades de cada comunidad, colaborando solo en lo mínimo en la integración de un Estado que los rige y no están exentos de su coercibilidad. No obstante, se determinan como sujetos independientes de las acciones gubernamentales y apuestan por la diversidad cultural.
La relación entre estos grupos culturales se da a través del consenso y la negociación, su representación es propia y cuenta con una autonomía. En esta relación se tiende a construir los pluralismos culturales desde abajo sin élites representativas tratando de que no se implanten multiculturalismos autoritarios.
La ciudadanía es un factor de cambio, se presenta como la voz alternativa de las democracias instauradas, es incluyente y participativa, se auto determina en lo institucional y lo cultural; la propuesta de cambio es constante e interactiva, está sujeta al entorno en el que se desenvuelve y representa un mecanismo de asociación primordial para la consolidación de la comunicación social que lleve a la acción colectiva; por eso y por otras razones, resulta importante la trascendencia de la ciudadanía en el siglo XXI.
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