Después de una noche de cervezas despertarás y sentirás un enorme vacío dentro de ti. Tratarás de recordar lo que pasó la noche anterior pero te sentirás horrorizado al saber que no eres capaz de recordarlo todo. En medio de tu desconcierto una idea rondará por tu mente: ¡Volviste a embriagarte con los amigos de siempre! Encontrarás tu billetera y tu ropa a un lado de la cama y notarás que apenas ayer eras un hombre libre de preocupaciones y que extrañamente te sentías feliz... Pero en la mañana todo es diferente. En medio de la jaqueca que te aqueja te preguntas cómo es que llegaste a casa. Seguramente caminaste torpemente por las calles mientras la gente con una peculiar mirada de asco decía: "¡Mira qué patética estampa!", "¡otro hombre perdido y devorado por el alcohol!", sus palabras no te importarán, después de todo nunca te han importado. Pensarás que al llegar a casa personas de buenas costumbres te vieron tambaleando mientras tratabas de